¡Hace ya casi un mes del campamento!
https://youtu.be/4BYUUq7tUa8
Lorena Guerrero Comisaña, 29 años
Es la coordinadora del campamento. Ella me comentó que este campamento funciona ante todo porque el centro de todo lo que se hace es Jesucristo y que desde el primer momento está presente. -Me gusta le dije- porque, además ella, es la primera que antes de montar el campamento como tal, busca el lugar donde instalar una capilla para las celebraciones litúrgicas (Misa todos los días) y las oraciones de monitores y acampados.
Un lugar donde cada joven o niño pueda establecer un contacto con Dios Nuestro Señor y su Santísima Madre. Soy responsable –continúa comentando Lorena- porque tuve que sacarme el título de monitora y coordinadora antes que nadie por la legislación vigente, tener el título es imprescindible. Al preguntarle si todos los monitores tienen el título ella comentó que generalmente entre 10 y 15 monitores con los que ella lleva el campamento son titulados, más de los imprescindibles. Algo que me ha impactado de este campamento os lo voy a contar. Todos absolutamente todos se pagan el campamento. No hablo sólo de los acampados, sino también de los monitores, coordinadora y cocineros (así llaman a los dos matrimonios que van y a los dos ayudantes de cocina).
¿Vosotros os pagáis el campamento? Osea, ¿Qué además del trabajal que es preparar un campamento, los contenidos y la estructura, de trabajar durante una semana de vuestras vacaciones con un montón de chicos y chicas, os tenéis que pagar el campamento? Además esto lo hacéis desde siempre, desde hace hace seis años. Lorena sonríe y me dice que sí, que debido a la situación económica precaria de la parroquia así lo hacen, la parroquia no puede. ¡Qué subidón de motivación! –me dije-. Pues sí, los monitores se lo pagan con gusto porque aparte de ser monitores ven a Jesús en los niños, como Él va haciendo su trabajo y disfrutan a tope. Porque cada monitor ve como se acercan los niños a Jesús en medio del trabajo, del cansancio y agobios. Les merece la pena verlos sonreír, enamorarse de las cosas de Dios… en definitiva merece la pena gastar tiempo de nuestro descanso de vacaciones para ir al campamento.
Es verdad, Lorena, ¿Qué en vuestro campamento no tenéis la famosa “Hora feliz” en la que todo el campamento hace lo que les da la gana? Noo, todos los monitores acompañamos en todo momento a los niños y niñas para que no hagan cosas sin sentido. Tampoco vemos televisión salvo un año que vimos un partido de la selección española que llegó a una final. Aprendemos a estar una semana sin televisión, además estamos demasiado ocupados. Antes del campamento preparamos la catequesis, los monitores las presentan al sacerdote que las revisa, las complementa y ayuda en su elaboración. Porque nosotros siempre vamos al campamento en compañía de un sacerdote. Dejamos muy claro a todos y más a las familias que es un campamento cristiano y católico. Y es que Dios está presente en mi día a día, no concibo ni siquiera una semana de mi vida sin Él y esto es lo que queremos trasmitirlo en todo momento y de modo sencillo. Quiero también decir que me acompaña siempre mi marido.
Desde hace tiempo, mi marido, viene conmigo como ayudante de cocina. Es en uno de estos campamentos que hacemos donde se encontró con Dios y ya no quiere faltar, ni siquiera lo tengo que animar y el se pide sus vacaciones de acuerdo a las fechas del campamento. Cristian, mi marido, se sacó el título de manipulador de alimentos solo por este motivo. Por lo que me llena de alegría el que dediquemos como matrimonio una semana de nuestro descanso estival sirviendo en pareja a los demás, yo como monitora y coordinadora y él alimentándonos a todos.
CHRISTIAN NOS ABRE SU CORAZÓN EN UNA CATEQUESIS
Los cocineros: Andrés Arriero y Elena Monreal
Ahora os presento la conversación que tuve entre “los pucheros”. Les pregunté si merecía la pena tener el campamento como parte de las vacaciones que tenéis. Y me dijeron ambos que sí.
Andrés me comentó que desde que viene vuelve muy reconfortado de lo que los niños progresan aquí y detecto la mano de Dios en ellos y en todo lo que hago durante este tiempo. Elena, al igual que su marido, comentó que merece la pena. Además para ella es un regalo tener a toda la familia con ella. Porque al matrimonio le acompañan siempre sus hijos, Marta y Álvaro, y se siente orgullosa de como se esfuerzan sus hijos por los demás. “Podríamos estar de vacaciones juntos dándonos la Buena vida pero aquí estamos dándonos la Vida Buena”
Para el futuro de nuestros hijos y para el día en que tengan que formar una familia, viendo nuestro ejemplo que les intentamos dar, se van dando cuenta también de la presencia de Dios durante todos los días del campamento. Les pregunté a los dos si para ellos Dios era fundamental. Me contestaron que sí. Elena comentó que estaba super agradecida de que puede un año más estar en el campamento a pesar de los impedimentos normales de una familia, abuelos, salud… y Andrés comentó la importancia de este aspecto en la vida matrimonial. Elcampamento nos ayuda a reforzar todo lo que queremos enseñar a nuestros hijos porque además los tenemos aquí con nosotros.
Andrés, ¿Y qué papel haces tú en el campamento? Jejeje, además de ser el mayor de todos me siento el padre. Velo por ellos parque no les falte nada, además me encanta aprender de ellos, los veo a todos como a mis hijos incluído al Sacerdote. Elena ¿Y tú? Yo estoy pendiente de las comidas, que estén a su gusto y como buena madre, que la comida sea sana y variada.
Elena y Andrés me comentaron que nunca han forzado a sus hijos a venir con ellos, que a veces sus hijos les dicen “Ya estaréis cansados, no vayáis este año”, pero afirmaron que vendrían a cocinar al campamento aunque no vinieran ellos. Elena y Andrés me comentaron que nunca han forzado a sus hijos a venir con ellos, que a veces sus hijos les dicen “Ya estaréis cansados, no vayáis este año”, pero afirmaron que vendrían a cocinar al campamento aunque no vinieran ellos.
Hiedra Sánchez Manzano, 46 años
Hiedra, ¿Por qué vienes al campamento? Porque lo considero una forma de aprender con los niños y adolescentes, de acercarnos a Jesús. ¿Qué haces en el campamento Multidisciplinar: ayudante de cocina y soy orientadora en la preparación de las catequesis que dan los monitores, así como también les oriento, a estos últimos, en la resolución de conflictos que se puedan dar en las relaciones con los niños y adolescentes.
Tú también estás muy metida en el Relicat, ¿Qué es? Es un proyecto para que los niños elijan la asignatura de religión. ¿Por lo tanto para ti es primordial el tema de la fe? Sí, sin fe en Dios no hay nada consistente en la vida. Cada vez más la sociedad nos manda mensajes contradictorios y un campamento vuelve a poner en el centro a Dios, en los niños y en lo familiar. Tanto en esto como en el campamento, mi marido siempre me acompaña aunque por trabajo solo puede unos días.
Como para el resto, el campamento son tus vacaciones y las de tu marido, ¿Merece la pena? Sí, primero toda la preparación al campamento estás formándote y acercándote a Dios, durante, escuchas a los niños y ves cómo Dios actúa a través de nosotros, la Alegría de Cristo. Posteriormente me viene un bajón de si lo habré hecho bien y es cuando me doy cuenta que es la hora en que Dios tiene que continuar todo el trabajo que hemos ofrecido.
Como “formadora” de los monitores haces hincapié en que al inicio del día recen, incluso, a ser posible, ante el Sagrario, ¿En qué consiste? En ofrecer al Señor todo: ojos, boca, etc. Porque a través de nosotros Dios saca el día adelante. Somos instrumentos. Por ejemplo, rezamos juntos laudes, hacemos visitas al Sagrario, confesiones, rezamos juntos completas y siempre trato de que durante las actividades ellos sigan enamorándose de Dios.
Por ejemplo, este año hemos instaurado en el campamento el rezo del Ángelus a las 12:00 horas para ello hemos traído de Madrid una imagen de la Sagrada Familia donde van por grupos y lo rezan con sus monitores. Pues el papel de la Virgen, la gran Madre y formadora de nuestras vidas que nos lleva a Dios. Es, en definitiva, hacer presente a la Virgen del modo más visible en nuestro Campamento.
Siempre tratamos de que en algún momento, la imagen de María junto a Cristo Eucaristía expuesto en la Custodia y decirle “ahí tienes a tu madre”.
Miriam Guerrero Comisaña, 21 años
¿Cuándo empezaste a ser monitora? Hace 6 años empecé. ¿Por qué a los 16, una chica como tú, quiso ser monitora? Por dos motivos: En Peguerinos me llenó la labor que hicieron conmigo como acampada y decidí “voy a hacer que disfruten los chicos como yo lo he hecho”, y mi hermana, al verla tan feliz ha querido seguir su camino. Además, actualmente estoy cursando el último curso de magisterio, carrera que está muy ligada con este tipo de actividades. ¿Crees en Dios, aunque no lo veas? Claro que lo veo en las personas que lo siguen y viven.
Kevin Edad, 21 años
¿Cuándo te incorporaste a la Parroquia?. Desde pequeño, que empecé a prepararme para recibir la Primera Comunión, hasta que recibí la Confirmación, año en el que dejé de ir a la Parroquia. Pero hace 3 años volví a retomarlo, porque volví a sentir la necesidad de avanzar. ¿Este es tu primer campamento?. Sí, porque podía venir por disponibilidad de estudios. Mis compañeros cuando venían me contaban lo maravilloso del campamento y me dije “yo también quiero”. ¿Cuál es tu impresión del campamento a día de hoy? . Nosotros tratamos a Dios como centro y acercamos a los niños a ese centro. Nos focalizamos en lo mismo todos y es la mayor impresión que me he llevado. ¿Merece la pena pagar para venir y gastar vacaciones?. Volvería a pagar 300 veces más con tal de volver. ¿Qué hago en el campamento?. Monitor del campamento de pequeños. Doy clases de Judo junto con Adrián, ya que tengo el título de Monitor Instructor, soy cinturón negro de Primer Dan. ¿Tu hermana lleva 3 campamentos con Santa Beatriz, te ha condicionado para venir?. Sí, lleva 3 campamentos, pero este hecho no me ha hecho, en ningún momento, sentirme obligado a venir. Vengo porque quiero y porque disfruto de lo que hago. ¿Te llena? Me llena en el sentido de que enseñar me gusta. Poder enseñar sobre Dios, Judo y en sus caras como lo disfrutan es lo que más me llena. Sonreír, que se rían y estar junto a mis amigos que son como una familia.
Javier Edad, 18 años
¿Qué te aporta el campamento?. Más conocimiento sobre Dios, mayor paciencia porque me cuesta mucho mantenerme tranquilo, mucho aprendizaje tanto de Dios como de juegos, porque quiero ser un futuro monitor. ¿Merece la pena pagar para venir y gastar vacaciones?. Sí, merece la pena porque cada año es diferente, aprendo más sobre Dios y más juegos para mi futura formación como monitor que haré pronto. ¿Qué hago en el campamento?. Se hacen un montón de juegos, todos los días hay diferentes dinámicas, tenemos una catequesis diferente de mano de los monitores y también tenemos misa y una velada divertida que cada noche va siendo diferente. Aparte de todo esto, todas las mañanas ofrecemos el día a la Virgen y por la noche nos despedimos de ella. Yo participo en todas las actividades como acampado. ¿Volverás?. Sí, porque cada año es diferente, siempre varía, me lo paso muy bien y aprendo un montón.
Jose Luis Atalaya Edad, 23 años
¿Dudaste cuando te invitaron a ser responsable de campamento?. No dudé por mí, pero por mis exámenes sí. Hasta entonces no podía hacer nada. ¿Cuántos años de monitor?. Hace 6 años. ¿Por qué siendo tan joven no te dio miedo la responsabilidad?. Porque podía hacerlo, disfruto y estoy disponible. Todo lo que pueda enseñar a los niños, mejor. Para eso me preparé. Hace años me dijeron “prepárate, porque tú vas a ser uno de los monitores”, “ok -pensé-, en cuanto pueda me marcho”, pero he seguido hasta hoy. ¿Aprendes algo nuevo cada campamento?. Sí porque cada niño es diferente y cada campamento, por tanto, también. ¿A ti qué te aporta ser monitor de un campamento? Me aporta como persona espiritual y personal. Por ejemplo: si no me dicen que haga una catequesis de San Andrés, nunca buscaría saber quién es San Andrés. Me gusta compartir las cosas que hago y ver disfrutar a los niños y a los monitores y cocineros y Sacerdote. Me llena y me aporta mucho. ¿Algo más quieres añadir? A veces recibo ofertas de otros campamentos en que me pagan, yo sin embargo pago para ir al campamento de la Parroquia. Pienso “que suerte tienen, pero que suerte tengo yo de pagar algo que me gusta; por vocación puedes llegar más lejos que por trabajo, obligación o cumplimiento”.
Marta Arriero Monreal, 24 años
¿Qué te aporta el campamento?. Me da fuerzas porque veo cómo sale adelante un trabajo planeado durante tiempo y también el hecho de ver cómo los niños se acercan a Dios. Desconecto de lo que siempre hago. Veo pequeños detalles en los demás que me emocionan. Veo a los niños adoptar nuevos hábitos que ven en nosotros. ¿Merece la pena pagar para venir y gastar vacaciones?. El dinero me da igual, vengo sobre todo a ayudar. Me motiva porque aporto mi titulación. Totalmente veo recompensado tanto trabajo. ¿Qué hago en el campamento?. Además de ser monitora como el resto de mis compañeros, también ofrezco mi titulación como Socorrista al servicio del campamento. ¿Te obligan tus padres a venir?. No. A veces he pensado si venir o no, porque otros años venía sin ganas. Además, este año venía de Ámsterdam y no lo preparé tanto como los demás. Por ello, sentía que había que venir y no me arrepiento de haber venido. ¿Te ayuda el campamento en tu día a día (año en año)?. Sí, veo que si no viniera no me sentiría igual. Además, me lo paso genial. ¿Algo más quieres añadir? ¡Que vengan muchos niños en el verano de 2018!
Adrián Perales, 20 años
¿Qué te aporta el campamento?. El campamento me aporta cada año nuevas experiencias y momentos únicos que me ayudan a acercarme y a conocer un poco más a Jesús. El campamento es una experiencia única en la que no solo los monitores ayudamos a los niños a conocer más a Jesús, a enamorarse de Jesucristo, sino que los monitores obtenemos grandes frutos que nos ayudan en nuestra fe gracias a todos y cada uno de esos niños que vuelven del campamento con una felicidad y gratitud indescriptible. ¿Merece la pena pagar para venir y gastar vacaciones?. Por supuesto que sí. Como ya he dicho, el campamento es una experiencia única para cada monitor, una oportunidad para conocer más a Jesús, por lo tanto, no es un gasto de vacaciones, si no la mejor forma de aprovechar una semana de verano. ¿Qué hago en el campamento?. Soy uno de los monitores del campamento y como tal preparo algunas actividades como catequesis, juegos, talleres, veladas, etc. Cuando no soy yo el responsable de la actividad, en función de lo que establezca el responsable, trato de ayudarle en la ejecución de la actividad, o si no participo con los niños, para fomentar la participación de todos los acampados y hacer la actividad más divertida. ¿Volverás?. Por supuesto que sí, volveré, pues como he dicho cada campamento es una experiencia nueva, única e inolvidable.
África, 19 años
¿Qué te aporta el campamento?. El campamento es uno de los mejores acontecimientos del año y que espero con ansia. Muchas veces parece que somos los monitores los únicos que aportamos cosas a los niños, pero ellos son una gran fuente de energía que te recarga para todo un año, hasta que les vuelves a ver o conoces a gente nueva y recuerdas esas caras de intriga y felicidad. ¿Merece la pena pagar para venir y gastar vacaciones?. Mucha gente no comprende que siendo monitores titulados, que podríamos ir a otros campamentos y cobrar, no lo hagamos; simplemente lo hago por dos razones: la primera es vocación, amo estar 24 horas con ellos y saber que vale la pena, y la segunda y más importante es Dios, desde el momento en que le conocí empecé a darme cuenta de que esta es la cosa que mejor sé hacer y que la hago por él, para que todos tengan la misma suerte que yo cuando le conocí (yo me convertí en el primer campamento al que asistí). ¿Qué hago en el campamento?. Soy monitora titulada de Ocio y Tiempo Libre y tengo el curso de Primeros Auxilios, realmente considero que aparte de los títulos lo que intento es hacer que los niños no borren la sonrisa permanente y llevarles a Dios de la mejor forma que sé. ¿Volverás? Es una pregunta que no me he vuelto a hacer desde el primer campamento al que fui, y si me preguntasen la respuesta sería un rotundo ¡SÍ!
Sofía, 20 años
¿Qué te aporta el campamento?. Lo que me porta el campamento es poder conocer más de el Señor mediante las actividades que realizamos, las catequesis y el día a día. Otra de las cosas es felicidad, debido a que con este campamento podemos acercar a los niños/as al Señor, tanto a los que creen como a los que no. También, este campamento aporta compañerismo, ya que, por el mero hecho de prepararlo, hemos podido trabajar más juntos todos los monitores, para que este campamento saliera. Por último, aporta familiaridad, porque todos nosotros somos una gran familia que persigue un mismo objetivo, el cual es conocer más al Señor. ¿Merece la pena pagar para venir y gastar vacaciones? Sí merece la pena pagar por él, porque de esta forma podemos enseñar a los niños/as cosas acerca del Señor, además de que es gratificante poder estar con los niños. ¿Qué hago en el campamento? En el campamento soy monitora titulada, ya que tengo el título de Monitor de Ocio y Tiempo Libre. Además, este año en el campamento he hecho Taichí ya que también soy cinturón negro Primer Dan y Entrenadora Nacional Nivel I. ¿Volverás?. Si puedo sí me gustaría volver, ya que siempre se aprende algo más, además de que nosotros podemos enseñar cosas nuevas, debido a que también nosotros crecemos como personas.
Jorge, 21 años
¿Qué te aporta el campamento?. Es muy difícil verbalizar la respuesta a esta pregunta. Hace algún campamento creo que encontré la respuesta, por muy filosófica o poética que suene, nuestro campamento “descongela corazones”. Sin ninguna duda, la rutina nos vuelve personas monótonas, acostumbradas a lidiar normalmente con “los mismos conflictos” y, en cierto modo, nos hace perder la ilusión diaria; es aquí donde entra el campamento, por lo menos en lo que a mis sensaciones respecta. La semana que dura el campamento no solo me abstrae de la rutina y me obliga a prestar atención a muchas personas, sino que, fundamentalmente, me contagia de la inocencia e ilusión de los más pequeños; la revolución de hormonas y la madurez creciente de los adolescentes; la experiencia, el sacrificio y la fuerza del equipo al que acompaño; y, sobre todo, me permite “humanizarme”, acercarme a cada uno de los testimonios de los allí presentes, así como vivir las emociones “a flor de piel”.
Todo el equipo de monitores nos conocemos desde hace ya muchos años, en algunos casos desde que éramos pequeños, por lo que no se trata de compañeros sino amigos; así que, en ese sentido, lo que me aporta el campamento con ellos son más experiencias juntos y el orgullo o satisfacción de ver cómo superan metas durante el campamento. Estar con ellos al cuidado de tantos peques no solo es sencillo, sino que me aporta mucha seguridad, pues sé cómo trabaja cada uno de ellos y estoy tan orgulloso de cómo lo hacen. En cuanto al resto de personas que nos acompañan durante el campamento, simplemente son pieza fundamental en el desarrollo del mismo.
Como adultos y, algunos casos, padres de familia, saben atender todas nuestras necesidades en cada momento, arroparnos en momentos bajos y, especialmente, cuidar de nosotros. Son fundamentales y un ejemplo de sacrificio y trabajo desinteresado por los demás. En resumen, esta experiencia me aporta muchas agujetas en el cuerpo y cansancio, pero, lo que es más importante, lo que me aporta son muchos ejemplos y testimonios que me contagian de felicidad, me permiten vivir una semana increíble y, sobre todo, me aporta momentos personales (por nimios que puedan a resultar para el resto) que, como decía antes, “descongelan el corazón”. ¿Merece la pena pagar para venir y gastar vacaciones?. Sin ninguna duda sí. Este campamento no es algo común, ni siquiera puede compararse con alguna otra experiencia; se trata de un “evento” para el cual espero durante todo el año.
A nivel personal, pagar por venir al campamento (aunque sea como monitor) me resulta lógico y justo, pues saber todo lo que me voy a llevar, a nivel personal, de él, justifica y da argumentos para pagar; no puede ser gratuito volver, después de una semana, tan feliz y tan “lleno” de muchos sentimientos a nivel interno. ¿Qué hago en el campamento? Buena pregunta. Verdaderamente, “de todo y de nada”. Mi función principal es estar con los niños, participar en cada una de las actividades que hacen (como si fuera uno más) y procurar que cada uno de los “peques” esté bien. No obstante, cada año, uno tiene más formación y experiencia en esta materia, por lo que se intensifica la responsabilidad que, personalmente, adquiero para/con el campamento y cada uno de los que allí estamos (haciendo extensible mi atención no solo a los peques sino también al equipo que llevamos a cabo el campamento). Al margen de las actividades propiamente dichas, también intento apoyar a los responsables del campamento, a los compañeros monitores con los que comparto campamento y, de algún modo, aprender e intentar arropar a la coordinadora.
Sin embargo, no podemos perder de vista lo que quizá sea la pieza clave de nuestro campamento y lo que le hace algo “distinto” o “único”: lo que hago en el campamento es implicarme al 100% en él y mostrarme ante los niños del mismo modo que lo hacen ellos ante mí; es fundamental dar ejemplo, hacer con ellos lo mismo que les pedimos que hagan y, fundamentalmente, hay que estar pendiente de cubrir los abrazos o muestras de cariño de sus familias (aunque sin ninguna duda nunca son las mismas que las de los padres). ¿Volverás?. ¡SI! Esta es una pregunta bastante “subjetiva”, pues a nivel emocional la respuesta es clara, sí; sin embargo, hay que ser consciente de que cada año uno va siendo más mayor y eso conlleva asumir más responsabilidades y obligaciones en la vida de cada uno, lo cual puede desembocar en no disponer de tiempo para poder implicarse en el campamento. Sin duda, teniendo ese tiempo del que hablo, siempre podrán contar conmigo. Yo, como monitor, tengo clara mi respuesta, pero lo fundamental es que quieran volver los niños, ellos son el mejor reflejo y el mejor testimonio de lo que hacemos, ver caras que repiten cada año es un aliciente fundamental para seguir preparando estas locuras. Ellos, y sus sonrisas o lágrimas de emoción, son el motivo por el cual todos los esfuerzos son pocos, están justificados y merecen la pena.
Una madre se sincera
Hace poco más de un mes, mi niña tomó su primera comunión. Su mejor regalo: recibir a Jesús por primera y no única vez. Y como no un sin fin de obsequios que le trajeron los tíos, primos y que como niña que es le hicieron mucha ilusión. Entre ellos ha habido uno diferente a lo habitual y del que algunas familias nos pusimos de acuerdo. No móviles, ni tecnología moderna....Un CAMPANENTO, si así escrito en mayúsculas. Una experiencia de vida que cuatro amigas y mi sobrino están viviendo. Una convivencia donde están haciendo nuevos amigos, donde juegan, se divierten, se hacen más autónomos, y algo que le hace diferente y más especial: Jesús está presente y les acompaña en las actividades, en la Catequesis, en la eucaristía. Un Campamento donde no van a ver quién juega mejor al fútbol, quien Cocina más rico, quién sabe más inglés; sino un campamento donde se va a compartir, a afianzar valores, a vivir. Preparando la maleta de mi niña se me ocurrió la idea de dejarla notitas para que de alguna manera estuviésemos allí presentes con ella y darla ánimos si en algún momento sentía extraña al estar lejos de nosotros. Es su primer campamento y como todas las madres y papis estaba nerviosa. Sabía que la dejaba en buenas manos: monitores titulados y con experiencia, pero eso no es lo importante; sino que son un grupo de chavales que han formado una gran familia y que hacen todo con el corazón. Lleva ya tres noches fuera y echamos de menos oírla cantar en casa, en el coche, en la ducha. Echo de menos peinar su larga melena, acurrucarnos a leer, mediar en las peleas con su hermano ( el si que la extraña), darla un beso de buenas noches. Si, la echo de menos, pero veo las fotos que nos mandan y la veo feliz, se les ve a todos tan felices que no puedo más que sonreír. Gracias a todos los monitores y a la gran familia que se ha formado en Santa Beatriz De Silva y gracias a ti Jesús. Tú nos reúnes y consigues esto tan maravilloso que se ha sembrado en nuestros corazones.
Bendición de la mesa durante el campamento
Gracias por ser tan jóvenes entregados a construir en un mundo donde ya estamos cansados de ver a personas destruirlo.
"En la parroquia no damos soluciones a los problemas de la vida, hacemos de la vida una solución, para los problemas".
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