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Foto del escritorIgnacio Torres

¡Los Ángeles Bailarines!

Uno de los dichos de Santa Beatriz que hemos elegido como Leitmotiv es: ¡Hoy sembraré una sonrisa!

Ojalá estas Navidades al menos, sembremos una sonrisa cada día, que no es tan difícil.

La alegría y la generosidad van de la mano. Estamos meditando estos días en el pasaje evangélico de San Lucas 1, 26-38; en la que el Arcángel San Gabriel le dice de parte de Dios a la Virgen María: "Alégrate" (alegría) y Ella le responde "Hágase en mí" (generosidad).

Pues bien; desde hace unos meses un grupo de la parroquia (todo chicas) se juntó para crear el grupo de baile y teatro al que llamaron "Los Ángeles Bailarines". La verdad que son como ángeles de lo movidas que son y de la alegría que transmiten.


Hace una semana, dirigidos por José Luis Atalaya, llevaron esa alegría y ese movimiento que les caracteriza a una residencia de ancianos. Querían llevar una sonrisa a las personas que están allí, me decían ellas.

José Luis después expresaría su experiencia mediante esta carta:

Carta a los ÁNGELES BAILARINES

"Imaginad un paisaje tan grande e inmenso que vuestra vista no llegue a alcanzar y os sintáis mareadas al contemplar tanta grandiosidad. Imaginad por un momento que surge del infinito la luz de una sonrisa, se acerca y os envuelve transformándoos en parte del paisaje. Imaginad que sois el paisaje: sois grandes, sois inmensas, sois la sonrisa de la felicidad. Y entonces os hacéis tan pequeñas que podéis confundiros con el aire y viajar hasta recónditos lugares donde el tiempo ha apagado la luz de la sonrisa; y allí entráis, crecéis y llenáis esa oscuridad, apagada por el tiempo, con vuestro sonriente paisaje.

No imaginéis, porque vosotras ya os habéis convertido en ese inmenso y grandioso paisaje de felicidad y habéis llenado de alegres sonrisas los corazones de los abuelos que el tiempo había robado.

Es probable que dentro de unos años recordéis el día que fuisteis a bailar a la residencia (donde está mi padre) como uno más de cualquiera de los muchos que viviréis; pero, no obstante, habrá personas que lo recuerden de una manera más entrañable y emotiva: todas las personas mayores que por una tarde olvidaron dónde estaban, qué les dolía, cuántos años habían vivido…; y se sintieron como vosotras, alegres, contentas, como paisajes de felicidad. A veces no nos damos cuenta de lo poco que hay que hacer para llevar la alegría a quienes tanto la necesitan. Tal vez os pareciera fácil compartir la luz de vuestra sonrisa; pero, en muchas ocasiones, me pregunto si debe ser tremendamente difícil, pues, por doquier hay personas dispuestas a amargar a los demás; o peor aún, a hacerles daño. No comprendo por qué hay gente empeñada en impedir algo tan sencillo como es dar una parte de su felicidad, ¿quizás la hayan perdido?

En fin, mientras bailabais, yo miraba a los abuelos y los veía con caras de felicidad. No les importaba que fueran bailes “modernos” (ellos han conocido los pasodobles, las sevillanas, etc.), no les importaba que fuera una música u otra; sólo deseaban beber de la felicidad con la que vosotras regábais a todos; y estoy seguro de que, si sus piernas se lo hubieran permitido, ellos se habrían puesto a bailar con vosotras.

Hay muchas cosas en el mundo que nos conmueve y nos emociona, pero nada comparable con la sonrisa de quien recibe un hermoso regalo; habéis llevado la Navidad a esa personas: la solidaridad, la alegría, la esperanza…; valores que, a veces, se nos olvidan.

Os digo, por último, que no podemos evitar la estela que dejamos a nuestro paso; a veces es gris, otras, en cambio, es brillante, como un sol reflejado en un cristal. Sólo deseo que vuestra estela siempre deje crece un paisaje de paz y felicidad.

Marta, María, Sara, Carla, Paula, Irene, Ainhoa, Sofía, gracias por haber sido ángeles que han llevado la infinita luz de la sonrisa".

https://youtu.be/E-4draI4bv4

Y Marta, una de las participantes del grupo expresó su experiencia con estas palabras:

"Hola, soy Marta un miembro de los Ángeles bailarines.

El 1 de Diciembre fuimos a una residencia de ancianos a hacerlos sonreír y divertirse  con:

Un pequeño teatro, bailes, una canción con la guitarra y un villancico.

Me encantó verlos sonreír, aplaudir y decirnos cosas bonitas. Es muy bonito ir a una residencia a animar a los ancianos porque se divierten y sobre todo tú eres feliz viéndoles sonreír".

¡Gracias por vuestra alegría y generosidad!

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